Las emociones tienen un papel muy importante a la hora de prepararnos una oposición. Podemos empezar el día muy animados y acostarnos con ansiedad, tristes o decepcionados. Del mismo modo, levantarnos con el pie izquierdo y, a lo largo del día, progresar anímicamente. Y es que las emociones del opositor, por no decir de cualquier estudiante, son como una montaña rusa. Sin embargo, en estos momentos un poco difíciles, hay una que destaca por encima de las demás: la incertidumbre. Y aquí es donde empezamos a cuestionarnos ciertas preguntas como por ejemplo cuándo será el examen de correos, cuáles son las próximas convocatorias e incluso cómo gestionar nuestras horas de estudio.
La incertidumbre
Cuando por fin decides empezar a prepararte, generas una rutina y estás en un punto decisivo, llega el coronavirus. ¿Quién se lo iba a imaginar? Una pandemia que azota a todo el mundo y que retrasa convocatorias, exámenes e incorporaciones al puesto. Y, fuera de nuestro opozulo, una caída de la economía, del entretenimiento y la vida social.
Y esto es lo que da lugar a muchas preguntas y dudas sobre el futuro. Desde el primer día empezamos a preguntarnos qué es lo que pasará, cuándo saldremos y cómo. Preguntas como: ¿cuándo volveré al trabajo? ¿Tendré la oportunidad de seguir estudiando? Si decido opositar, ¿cuándo lo haré? ¿Cuándo será el examen de Correos? ¿Habrá nuevos puestos?
Todas estas preguntas han generado en nosotros miedo y la duda de si tenemos que empezar desde cero. Y, tal y como menciona José Carrión, psicólogo, en el artículo “Lo único cierto es lo incierto” ya destaca que “la incertidumbre, sostenida en el tiempo, conlleva un desgaste emocional muy intenso que se traduce en inestabilidad” y que por ello, debemos permitirnos el malestar.
Dado que vivimos en un momento en el que lo teníamos todo hecho, no nos podríamos imaginar ni por un momento que llegaríamos a un punto en el que sólo nos cuestionaríamos acerca del futuro. Esta incertidumbre ha creado en nosotros ansiedad y estrés, lo que a la larga afectará en todos los aspectos de nuestra vida. Esto provocará un cambio en nuestra personalidad, forma de consumo y forma de pensar. Pero también tiene sus consecuencias positivas, como por ejemplo aprender a hacer frente a esta clase de problemas en un futuro, aplicar nuevas estrategias y ser más humildes.
Cuándo será el examen de Correos
Y con todas estas cuestiones y cambios, llega el momento de analizar en qué punto de nuestra oposición estamos. Es normal que las dudas nos ataquen, por eso queremos darte las claves con algunos consejos que te ayudarán a gestionar las diferentes emociones.
Pero antes que nada, hagamos un repaso informativo. Si aún te preguntas cuándo será el examen de Correos es probable que no le hayas echado un ojo a nuestro post sobre la posible fecha. Aun así, estamos encantados de volver a contártelo.
Pues según fuentes oficiales este podría darse en los meses de otoño, de modo que podamos aprovechar el verano para prepararnos las pruebas de selección.
Sin embargo, esto no es seguro. En primer lugar se debe anunciar la inscripción y la fecha de examen por Correos y, segundo, porque no sabemos cómo puede evolucionar la pandemia.
De momento queremos apoyarte y animarte a que te sigas preparando. No pienses en la fecha y despeja tu mente de las cosas negativas. Céntrate en estudiar para obtener tu plaza y nosotros nos encargaremos de mantenerte informado.
Cómo gestionar las emociones
Aunque es muy difícil hacer frente a algunas emociones, tenemos que aprender a gestionar gran parte de ellas. Nos guiamos por aquello que sentimos, y si no somos capaces de llevar un equilibrio esto puede afectar, en gran medida, de un modo negativo.
Por lo tanto, para despejar un poco nuestra cabeza de la incertidumbre, aquí tienes 3 consejos para gestionar tus emociones día a día.
1. Tristeza, ansiedad y desesperación. Muchas veces estas emociones van de la mano. No es fácil ¿Qué debes hacer? En primer lugar, no las reprimas. Analiza bien qué es lo que ha podido provocarlas, relájate y centra tus fuerzas en ti. Si es necesario llora, grita y exprésate. Después pon tu mente en blanco y despéjate con alguna actividad como pintar, escuchar música, bailar o ver alguna película de comedia.
2. Enfado, estrés y excitación. Tanto si son buenas o malas estas emociones, pueden afectar a tu sistema nervioso y estropear todo tu día. Lo primero que debes hacer es pararte a pensar el motivo por qué ha surgido este enfado o qué es lo que te estresa. También reconocer si has podido tener algo de culpa, por ejemplo, la falta de organización. Y, por último, expresa físicamente estas emociones. Sal a correr, peléate con la almohada o haz alguna actividad en grupo para olvidar los motivos que te han sacado de quicio.
3. Alegría, diversión e inspiración. Incluso las emociones más positivas pueden afectar a nuestro estudio. ¿Cómo? Pueden desconcentrarte y llevarte a la parte en la que quieres hacer mucho pero no haces nada porque tu cabeza está donde no tiene que estar. Lo que debemos hacer es convertirlas en serenidad. Para ello, lo más indicado sería organizar nuestro temario y, en el momento en que estemos más inspirados, escoger aquellos temas que más difíciles nos parezcan para que podamos gastar nuestra energía y centrar la concentración en lo que importa. ¡Evita el entretenimiento en esos momentos, porque si no perderías una gran oportunidad para aprender!